2009/12/21

Haizea

Ana Estepa

"La miro cuando habla
y recuerdo
cuando era una culebrilla
que nadaba en mi vientre,
en aquellos dulces meses que fui diosa
embriagada de océanos;
dejando un rastro de tierra en el asfalto
y reventándome la vida
desde la matriz hasta los poros.
Crecía, mientras yo
convertida en pez globo
le contaba cuentos milenarios,
le hablé de los orígenes
y de cómo perdimos la guerra,
nosotras.

Veo a una mujer
grande y salvaje, como una luna

a la que debo hablar
mirando al cielo,
cuando todavía
conservo en mis retinas
aquél aterrizaje forzoso
en este valle de enfermos.



Nunca olvidaré su cuerpo cachorro:
caliente y mojado,
tembloroso, vulnerable
y aquella boca hambrienta
buscando mi pecho.

Y yo
tan joven y asustada,
resbalándome el llanto
con el corazón comprimido,
de tanto amarle.

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